Una de las cosas que siempre quise aprender a hacer era mermelada. Siempre he sido un blanco fácil en todos los mercaditos, o plazas de mercado para los stands de mermelada. No sé bien por qué es, creo que el tarro de vidrio puede tener parte de la culpa, pero si veo una mermelada la tengo que comprar, sobre todo aquellas que parecen hechas en casa.
Así que llegar a una receta propia era uno de mis mayores retos para venir a darme cuenta que realmente es de lo más sencillo de hacer. Solo necesitas 3 ingredientes: fruta, miel y semillas de chía para espesar.
Lo mejor de esta receta son las semillas, pues le estás sumando proteína, omega-3 y otros nutrientes a tu tostada, avena, o postre (y seamos honestos, nos da “más permiso” de llenarnos de mermelada hasta las pestañas).
Acá se las dejo, espero que les guste.
Receta
Ingredientes
- 1 libra de frutos rojos sin tallo ni hojas (para esta usé moras y arándanos)
- 3-4 cucharadas de miel
- 2 cucharadas de semillas de chía
Preparación
- Yo tenía mis frutas congeladas entonces lo primero que hice fue dejarlas descongelar por un buen rato (ahí ya van soltando jugo). Si no las tienes congeladas, debes prepararlas (quitarles el tallo, hojas, etc.) Puedes picarla en trozos aunque creo que para los frutos rojos no es necesario.
- Pones la fruta en un sartén mediano a fuego medio y las dejas ahí. Cuando veas que las puedes romper fácilmente y se empiezan a deshacer, añades la miel y las dejas más tiempo en el fuego.
- Una vez empiezan a salir burbujas añades las semillas de chía y bajas el fuego. Lo dejas ahí unos 15 minutos más.
- Todavía no vas a ver la consistencia que esperas de una mermelada pero es porque hay que dejar que las semillas de chía hagan su trabajo. Vierte la mezcla en un tarro de vidrio y déjala reposar hasta alcanzar temperatura ambiente.
- Ponla en la nevera y ¡listo! ¡A disfrutar!
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