julio 23, 2020

¿Qué tiene que ver Michael Jordan contigo?

Andrés y yo empezamos a ver “The Last Dance“, el programa nuevo de Netflix que cuenta la vida de Michael Jordan y los Chicago Bulls. Pero la serie me ha llevado a pensar mucho sobre, ¿qué es lo que hace que una persona sea ULTRA exitosa, o un outlier (tal y como los describe Michael Gladwell en su libro del mismo nombre) y otra no? . Y la pregunta va más allá de la discusión filosófica de “qué es el éxito” para ti (si quieres más información sobre eso, te invito a ver esta charla), sino con qué HERRAMIENTAS contaba Michael Jordan para lograr alcanzar -y superar- sus objetivos.

Y esta es mi apuesta: todo está en el MENSAJE

 

El mensaje

Si nos ponemos a echar para atrás y mirar un poco la vida de Michael Jordan, vemos que tiene casi el mismo “soundtrack” que una clase de comunicación o mercadeo (para quienes hayan asistido a una): taladrar el mensaje. A él le enseñaron desde pequeño que la ÚNICA alternativa en la vida era ganar. Se lo decía su madre cuando no pasó en el equipo de Varsitiy del colegio, y se lo decía su padre cada vez que recibía una derrota de su hermano Larry. UNA Y OTRA VEZ.

Y eso es lo que pasa con los mensajes. Que de tanto escucharlos empiezan a cambiar la ingeniera de nuestras neuronas (es lo mismo que nos pasa como consumidores ante ciertas marcas). Y es lo mismo que nos pasa con nosotras mismas. Ahí está la diferencia de levantarse todos los días y pensar “yo puedo”, o, “tengo que lograrlo” a “no soy suficiente”, “es que si tuviera el cuerpo que tiene ella”, ” si mi abdomen se marcara asi´…”, “es que estoy muy gorda”, etc.

 

¿Estás lista para cambiar tu mensaje?

La pregunta entonces es, ¿estás lista para cambiar la ingeniería de TUS neuronas?, ¿estás lista para cambiar tu mensaje?

Yo sé que suena más fácil de lo que es. Créeme, yo he estado ahí. Y a veces ¡sigo ahí! en ese diálogo interno negativo. Pensé que jamás iba a “ser flaca”, porque simplemente mi “contextura no era esa”, como decía mi papá, “trosuda” y punto”, simplemente no había nacido con la suerte que tenían otras mujeres como mi hermana, que estornudan y se marcan (¡es en serio!)

Viví muchos años siendo mi peor enemigo, achacando mi estado de ánimo, señalando cada cosa que no me gustaba de mi cuerpo. Hasta que paré. Simplemente, paré. Otro día les cuento mi historia, de cómo un día encerrada en el baño llorando, me llevó a cambiar mi vida por completo. Pero por ahora quiero que se queden con esto.

Quiero compartirles las herramientas que me han ayudado (y me siguen ayudando) a romper ese diálogo negativo. A cambiar el mensaje, mi mensaje.

 

Las herramientas

1. Escribir. Para mí escribir siempre ha sido una terapia increíble. Incluso antes de identificarla como tal, me acuerdo mucho de escribirle cartas a mi mamá, mi papá, amigas y novios y NO MANDARLAS, solo para desahogarme o incluso, entender qué era lo que me molestaba.

Y eso tiene la escritura. Empiezas a escribir lo que se te viene a la cabeza, sin ningún plan ni regla. Solo escribes. Es una súper herramienta para ayudarte a identificar tus emociones y con el tiempo, puedes echar para atrás e identificar patrones.

Para mí la mejor hora de hacerlo es apenas me levanto.

2. Haz un Vision Board. El Vision Board no es más que una cartelera con imágenes, frases, y fotos de las cosas que quieres para tu vida. Si tienes claro hacia dónde quieres ir, es más fácil ser coherente con tu mensaje y tu motivación.

Tip: el Vision Board no es solo uno, puedes cambiarlo cuantas veces quieras, pero vas a ver que hay ciertas cosas que son estáticas… ESOS son tus valores como persona.

3. Meditar. Yo aprendí a meditar cuando estaba embarazada, en una época que dediqué a sanarme (después les contaré por qué) y a cuidar a mi bebé. Empecé con ejercicios de respiración y ya después con un libro. Hoy en día medito con Headspace, ¡y estoy adicta! Lo hago generalmente en las mañanas después de hacer ejercicio, pero a veces lo repito durante el día, si me estoy sintiendo mal conmigo misma, tuve alguna pelea con Andrés o me siento abrumada con Juan Antonio.

4. Dar gracias. Este, sin duda alguna, es mi hábito preferido. Es tan pero tan sencillo, TODAS lo podemos hacer, no te quita tiempo pero si te lo DA TODO. Cuando vives tu vida con gratitud, todo absolutamente todo en tu vida empieza a cambiar.

 

Si no has descargado mi eBook, haz clic aquí. En él te comparto mi historia, todas las dietas, inyecciones y hasta pastillas que alcancé a tomar, pero sobre todo, te comparto las herramientas que me sirvieron (y sigo utilizando hoy) para romper el ciclo, liberar mi mente de toda esa culpa, y aprender a comer sano y feliz.

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