Duré 20 años de mi vida comiendo sin hambre…
Hay algo que pasa cuando estás en una batalla constante con tu cuerpo… bueno hay MUCHAS cosas que pasan pero la MÁS importante es que se crea una DESCONEXIÓN. Una desconexión con tu cuerpo, con tu instinto, incluso con otras personas. Para mí la más clara fue con mi cuerpo.
Estuve tantos años luchando contra mi cuerpo, luchando por tener un “ideal” que me habían enseñado y que veía en las noticias, películas y demás, que me olvidé por completo de las señales de mi cuerpo. O comía por ansiedad, por tristeza o por estrés o me la pasaba contando cuántas calorías, cuántas harinas, cuántos dulces para venir a darme cuenta al final del día, que se me había ido la vida restando y sumando calorías, macronutrientes, gramos de esto y de lo otro y que había perdido toda CONEXIÓN con mi cuerpo.
Me tomó muchos años volver a escucharlo. Volver a entender sus pautas, sus alarmas. Empezar a comer porque realmente tengo hambre, moverme porque siento que debo moverme (no para quemar las calorías del almuerzo), parar porque mi cuerpo necesita descansar…
La verdad es que, cuando comes emocionalmente, te desconectas de tu cuerpo. Hoy te quiero compartir tres formas en las que puedes vivir esa desconexión.
Tres formas de desconexión
1. Una desconexión del cuerpo. Cuando tú comes emocionalmente, como lo hice yo durante tantos años, dejas de escuchar las señales de tu cuerpo. Dejas de saber cuándo tienes hambre, comes porque es la hora de la comida, o porque sientes hambre emocional, porque estás triste, deprimida, estresada o frustrada. Además tu cuerpo se vuelve “otro ente”, algo aparte de ti misma, algo sujeto a la crítica, es casi el enemigo. Si tú ves así a tu cuerpo, es imposible que puedas conectarte a él y por tanto, saber qué es lo que te está pidiendo.
2. Te desconectas de tu intuición. Cuando comes “porque toca” o por cualesquiera que sean las reglas que te has impuesto después de años de hacer dietas (cero carbohidratos, vegana, vegetariana, cero dulces, dieta keto, etc.), te distancias de esa autoconfianza. Y esa autoconfianza es fundamental a la hora de volver a conectarte con tu cuerpo para poder romper el ciclo.
(para ver maneras de cómo volver a conectarte con tu intuición haz clic aquí)
3. Te desconectas de tus valores y de la alimentación primaria, o en otras palabras, de tu vida, tus relaciones, metas y sueños. Yo estaba tan obsesionada con ser flaca que me la pasaba contando calorías, macronutrientes, porciones en mi cabeza. Creo que hubo miles de conversaciones que me perdí por estar haciendo cuentas en mi cabeza. Estar luchando contra tu cuerpo, estar obsesionada con tu peso y la comida te deja muy poco espacio para disfrutar la vida, disfrutar de tus relaciones, de una buena conversación con un ser querido… de todo lo que al final le da realmente un significado a tu vida.
El cuerpo es DEMASIADO SABIO y si tú te das la oportunidad de aprenderlo a escuchar te vas a dar cuenta de que te va a pedir JUSTAMENTE lo que necesitas. Si te falta un nutriente, te lo va a hacer saber, si está cansado, si necesitas parar, si necesitas botar energía, etc., TODO te lo va a hacer saber. El cuerpo está hecho a la perfección pero aprenderlo a manejar, a escuchar y a conectarte con él es TU RESPONSABILIDAD. Lo mejor de todo es que es ¡tan fácil! En la medida en que dejes de medirte, comparar con lo “externo” vas a poder volver a tu intuición, a lo interno, a tu cuerpo.
Si no has descargado mi eBook, haz clic aquí. En él te comparto mi historia, todas las dietas, inyecciones y hasta pastillas que alcancé a tomar, pero sobre todo, te comparto las herramientas que me sirvieron (y sigo utilizando hoy) para romper el ciclo, liberar mi mente de toda esa culpa, y aprender a comer sano y feliz.