Cuando a uno le hablan de instinto uno piensa en mamá, o en mujer, o bueno, al menos yo. Como el supuesto conocimiento inmediato que uno adquiere en el momento en que le entregan a su hijo. Pero la verdad es que TODOS tenemos un instinto y ese instinto, arraigado y adormecido en una cueva en nuestro estómago, es nuestra mejor herramienta, no solo para tomar decisiones, sino para llevar una vida coherente y congruente con nosotros mismos, y, sobre todo, en equilibrio.
Empecemos por definir qué es el instinto. Según la Real Academia Española, RAE, el instinto es “1. Un conjunto de pautas de reacción, que, en los animales, contribuye a la conservación de la vida del individuo y de la especia.
Entonces es algo que compartimos con los animales, es algo que se siente y es algo que tiene una repercusión en la conservación de nuestra vida.
Si yo miro hacia atrás a las decisiones más importantes de mi vida, les puedo decir que en su mayoría -por no decir todas- las que me han hecho feliz, las he tomado por instinto. Conocer a Andrés, enamorarme de esa manera loca de él fue 100% instinto. Decirle que sí, que nos fuéramos a vivir a Nueva York, que nos casáramos con solo 8 meses de noviazgo (y de conocernos), fue 100% instinto. Querer un bebé, renunciar embarazada… INSTINTO.
Pero puedo pensar en muchas otras que tomé por miedo, o por presión social o de mi familia, o porque era “el deber ser”. Y uno siente la diferencia; las mariposas en el estómago revolotean distinto cuando uno toma una decisión coherente con uno mismo a cuando uno la toma por su entorno (el que dirán, el miedo, etc.)
La pregunta es entonces, ¿cómo lo identifico?
Estar en sintonía con nuestro instinto es un trabajo diario. Ser realmente honestos con nosotros mismos, con lo que queremos, lo que nos hace feliz, lo que nos gusta y lo que no. De aquí se arranca.
Existen varias herramientas y ejercicios que nos ayudan a conectar e identificar ese instinto, y créanme una vez uno empieza a vivir su vida siguiendo ese instinto, la definición del éxito y la felicidad cambian completamente. Ya no son algo que estás buscando, es algo que posees.
Aquí les comparto algunas.
Haz un vision board.
El “visión board” o tablero de visión, es un ejercicio que busca plasmar esa vida que quisieras tener en una cartulina. Usando fotos, frases, imágenes de revistas, etc. para crear esa visión de futuro.
Aquí les dejo un par de links que les pueden servir para quienes quieran indagar un poco más.
https://www.huffpost.com/entry/the-scientific-reason-why_b_6392274
Visualizar es un ejercicio súper poderoso y nos conecta 100% con nuestro instinto. ¿Por qué? Porque nos ayuda a tener claro qué es lo que realmente queremos y no lo que espera o quieren las otras personas. Porque nos ayuda a definir claramente nuestras metas y visualizarlas. Una vez tenemos eso claro, tomar decisiones va a ser mucho más fácil. Por ejemplo, ¿esa oferta de trabajo va en línea con tu visión de futuro?, ¿realizar ese gasto ahora te va a ayudar a alcanzar tu meta?
Ten un diario.
Escribir es una de las terapias milenarias más exitosas que existen. Escribir no solo es un ejercicio de relajación, sino de reflexión. Y cuando somos consistentes vamos a empezar a encontrar claves y patrones dentro de esas páginas que nos van a ayudar a descubrir y descifrar lo que queremos, lo que nos da miedo, lo que nos duele, etc.
Arranca por escribir todos los días lo primero que se te venga a la cabeza. Si no sabes cómo empezar, anota 3 cosas por las que te sientes agradecido.
Les recomiendo este link para aprender más sobre ello.
Medita y respira.
No hay mejor forma para conectarse consigo mismo que a través de la respiración. Cuando respiramos con conciencia y profundo, apaciguamos el sistema nervioso, las señales de alerta se bajan y somos capaces de conectarnos con ese yo interior.
Dentro de una meditación podemos visualizar, poner una intención, o repetir un mantra. Todas estas opciones nos llevan a lo mismo: potenciar y fortalecer nuestro instinto. Cuando uno está en sintonía con lo que uno quiere, con sus valores y principios, cuando sacas tiempo de tu día para conectarte espiritualmente contigo, con el ser superior, va a ser mucho más fácil tomar decisiones y vivir tu vida coherentemente.
Por ejemplo, si para mí el cuidado del medio ambiente es importante, si procuro vivir una vida lo más natural posible, tal vez, aceptar un trabajo en una empresa de químicos no es coherente. O si, por ejemplo, mi prioridad en este momento es ser mamá presente, aceptar ayudar a mi papá en su empresa, que queda a una hora y media de mi casa, no es la mejor decisión…
Les recomiendo Headspace para empezar a meditar.
Saca tiempo para ti.
A mí esta me encanta porque es la que menos hacemos y es la más fácil. Por alguna razón nos enseñaron que debemos poner siempre a las otras personas antes que a nosotros, y como mamá eso sí que es cierto. Que ser generoso es pensar en los sentimientos de los otros y poner los tuyos al final. Pero no es así. La verdad es que, si no nos amamos a nosotros mismos, si no nos cuidamos, ¿cómo vamos a cuidar y querer a los otros?, ¿cómo podemos esperar que nos quieran y nos cuidemos como merecemos?
El autocuidado es de lo más básico y sencillo que existe, pero desafortunadamente, es lo primero que sale de nuestra agenda. Primero está ser mamá, ser esposa, hija, hermana, empleada, profesional, etc.